jueves, 10 de septiembre de 2009

La sociedad del ruido


Spain is different… desde luego, sales la calle para dar un tranquilo paseo y rápidamente un ciclomotor trucado reverbera estrepitosamente en tus oídos. Entras un cualquier tienda y el hilo musical te obliga a hablar más alto para hacerte entender; en un gran centro comercial se mezclan musiquillas varias desde el anuncio de no sé qué hasta el gran ofertón del momento, todo unido para mejorar tu salud mental.

Te paras en un bar a tomarte algo y lo más probable es que irremediablemente se encuentre un televisor a toda voz o grupos de gente hablando a voz en grito. Si conduciendo tienes la mala suerte de interponerte con otro conductor con la personalidad desdoblada, como la mayoría, el claxon te avisará rápidamente de que algo has hecho muy mal y ese es el primer aviso, si no recibes directamente algunos exabruptos. Son la gente del insulto rápido.

En la tele, cuando tan tranquilito estás viendo un película que se dejar ver…, de sopetón se interrumpe para dar paso a la publicidad, con un volumen más alto. En la oficina, móviles, teléfonos fijos, tertulias de compañeros, todo ello inundando a la vez de ondas e interferencias tus pensamientos para impedirte, pues eso, pensar. Vivimos en una sociedad ruidosa y a poca gente le parece molestar.

He tenido al respecto dos experiencias en mi vida que me demuestran lo tremendamente acostumbrados que estamos viviendo inundados de ruido.

La primera fue cuando comencé a vivir en la que es mi casa actual, a bastantes kilómetros de la ciudad donde trabajo y en un pueblo que aún conserva su carácter de pueblo. Cuando pasaban algunas semanas sin pasear por mi ciudad, al volver, notaba perfectamente dos cosas en la que nunca antes había reparado: el olor al combustible quemado de los coches y el ruido, el estrépito allí donde fueras.

La segunda fue nada más llegar al país que me alojó durante año y medio por motivos de trabajo, Suecia: ibas a cualquier tienda y algo extraño te llamaba la atención sobre todo lo demás, algo echabas en falta, y no era otra cosa que la ausencia de ruido. Lo extraño entonces era llegar a una tienda y encontrar un ambiente ¡tranquilo!.

También puedo contar una anécdota que es todo un ejemplo y muy ilustrativa, ocurrida en ese mismo país; estando con nuestra hija visitando una feria de fabricantes de guitarras, nos paramos un rato en un salón donde tocaba un grupo de jazz que sonaba realmente bien; terminó para dar paso a otro grupo, esta vez de rock; pues bien, el de la mesa de mezclas, un chico joven, al ver que estábamos con una niña pequeña, se nos acercó y nos dijo que el grupo anterior sonaba a un volumen aceptable, pero que no iba a poder controlar el ruido del que comenzaría a tocar en unos instantes, y que por tanto no sería buena idea permanecer allí con la niña.

Increíble que alguien se preocupe por que el ruido le pudiera molestar o hacer daño a mi hija. Y es que, me temo, la percepción del ruido o el nivel de concienciación aquí es muy distinta que la de allí.

Pero ¿por qué hay tanto ruido en todas partes?. ¿Por qué nos hemos acostumbrado a hacer todo lo que hacemos con un sonido siempre de fondo?. Quién no pone la tele o la radio en casa cuando se está solo para sentirse acompañado…

Me pregunto sobre el impacto que debe tener este estrés auditivo en nuestra salud general aparte del daño que recibe diariamente nuestro sistema auditivo y que nos pasará factura a todos a medida que nos hagamos haciendo mayores.

¿Habéis pensado en ello alguna vez?. ¿Habéis hecho algo al respecto?. ¿Qué puede significar que un sociedad sea más ruidosa que otra?.

En Ruidos.org podéis encontrar un portal dedicado a este tema y que lo trata en profundidad. Además, existe una extensa bibliografía sobre el problema.

Me temo que se tiene en muy poca consideración la contaminación acústica y sus consecuencias a pesar de que exista un día internacional sin ruido (que es el dieciséis de abril).

elblogalternativo.com

lunes, 10 de agosto de 2009

domingo, 26 de julio de 2009

RUIDO EN LA URBE

La Real Academia Española califica como ruido “aquel sonido inarticulado, por lo general desagradable”. El hecho de circular por la ciudad se está convirtiendo precisamente en una sensación desagradable por culpa de aquellos energúmenos que transitan con el “escape libre”, que en un gran número van en scooter. De esta forma los decibelios aumentan considerablemente en el ambiente urbano... La contaminación acústica debería perseguirse con severidad por las molestias que estos “petardos” ocasionan a los vecinos y a los demás usuarios de la vía. Pero es que también dan una mala imagen del sector motero ya que en general se tiende a la mentalidad simple, es decir, de generalizarlo todo, que todos los moteros son iguales... “Maté a un perro y me llamaron mataperros”.
En la antigua Grecia, por ejemplo, en algunas ciudades los artesanos que trabajaban con el martillo tenían que hacerlo fuera de las murallas por el fuerte ruido que provocaban y que ocasionaban malestar a los vecinos. Así que la preocupación por la contaminación acústica ya viene de lejos... Pero tampoco sería plan de aislar a estos moteros, pero sí que se merecen un buen multazo o bien la retirada de la moto. Más o menos ya está regulado, pero una vez más se pasan la ley por el forro. Está empíricamente comprobado que el ruido tiene efectos negativos para la salud... Y estos son físicos, como la lógica pérdida de audición, aquellos terribles dolores de cabeza, genera hipertensión, así como también problemas digestivos, etc. Pero el “escape libre” también causa problemas psicológicos como el estrés, síntomas de depresión y lo que es todavía más grave y que algunos estudios médicos ya han apuntado, que el ruido induce a la falta de deseo sexual... ¡Eso sí que no! Por favor, mano dura ya... ¡Hasta los GEOS tendrían que intervenir! Ahora que se ha puesto de moda el concepto “tolerancia cero”... pues debería aplicarse.
Coñas al margen, es un problema serio que por desgracia sigue coleando y por el cual los responsables en el asunto hacen la vista gorda. Eso sí, para poner nuevas normativas absurdas para restringir el acceso al permiso de conducir motos... De esto sí que se preocupan... Otra cuestión es el cómo pilotan estos payasos sobre ruedas... Cuando veo que se acerca alguno me empiezan a temblar hasta mis nalgas.
En ocasiones lees en la prensa, escuchas en la radio o ves por la televisión que tal ayuntamiento o que tal gobierno autónomo se pondrá exigente en el tema... pero nada. Todo es un brindis al sol... como la mayoría de las propuestas gubernamentales de este país, que cada vez más se parece a una república bananera. Las acciones que se emprenden son bastante puntuales. El uso del “escape libre” tiene lugar en las grandes urbes y también en las medianas ciudades o pueblos. Especialmente es grave el caso de los pueblos pequeños, pues quien lleva el tubo trucado ya se sabe quien es y con que moto va... pero nada. Hace tiempo que se está declarando la guerra al “escape libre” pero falta más concreción en el asunto.


revistavivascooter.com

viernes, 24 de julio de 2009

La Lucha Contra el Ruido

De nuevo la lucha contra el ruido aparece en el orden del día jurisprudencial. Una de las quejas más frecuentes en las oficinas de todos los defensores del pueblo que existen en las Comunidades autónomas es justamente este asunto del ruido y de las molestias al vecindario. Tales autoridades no se cansan de exhortar a las Administraciones públicas para que cumplan su misión de velar por la tranquilidad. Pero las tales Administraciones actúan como si oyeran llover pues denunciarles conductas que son intolerables es lo mismo que majar en hierro frío, una tarea inútil.

Hay organizaciones ciudadanas de víctimas en todos las zonas históricas de los centros urbanos que claman a diario en el desierto de la insensibilidad.

A veces, sin embargo, los jueces ayudan. Así ha ocurrido en la sentencia del Tribunal Supremo de 26 de noviembre de 2007, que confirma la del Tribunal Superior de Justicia del País vasco de 21 de noviembre de 2003. Un ciudadano de Bilbao estaba destrozado porque todas las mañanas, de madrugada, los camiones de la basura le despertaban al son de una horrísona sinfonía.

Empieza una crujía por las dependencias del Ayuntamiento, los técnicos le apoyan, parece que la razón está de su parte. Pero lo cierto es que el camión allí seguía, puntual, todas las mañanas, incluidas las fiestas de guardar. Decidido a entablar un pleito, lo hace argumentando la violación del art. 18 de la Constitución, inviolabilidad del domicilio, derecho a la intimidad y a la integridad física. El Tribunal bilbaíno estima su demanda y ordena que el Ayuntamiento le abone una indemnización de diez mil euros.

El Ayuntamiento recurre en casación que es desestimada. Y lo es en base a los argumentos jurídico-constitucionales que ya se han esgrimido en algunas otras ocasiones, especialmente por el Tribunal de Estrasburgo en varias sentencias, algunas de ellas afectantes a España, casos López Ostra de 8 de diciembre de 1994 y Moreno Gómez de 16 de noviembre de 2004, a saber la defensa de la intimidad. Por la parte municipal se sostenía que los vehículos utilizados permitían un importante ahorro de agua pues se servían de la propia transmisión del motor del vehículo. Esta solución más económica es, dice el juez, “aconsejable pero no cuando dicha elección supone poner en riesgo la salud o la intimidad del domicilio de los ciudadanos, de tal suerte que es al Ayuntamiento a quien corresponde compatibilizar el servicio público que presta con los derechos fundamentales y, pese al tiempo transcurrido, no lo ha hecho”.

El Tribunal Supremo confirma, como he adelantado, la sentencia de instancia, incluida la indemnización. Un respiro, un alivio para el ciudadano bilbaíno pero se comprenderá que montar pleitos no es la solución a este problema al que se enfrenta el ciudadano indefenso.

La pregunta es ¿tiene esto arreglo? Aparentemente la preocupación es máxima, no hay partido político al que no se le llene la boca con las más altísonas declaraciones en sus programas acerca de la protección medioambiental y de la defensa del ciudadano indefenso contra los ruidos (y también las vibraciones). Los parlamentos de todas las Comunidades autónomas, las Cortes generales han aprobado leyes y más leyes, los gobiernos regionales, el de la Nación, por su parte, reglamentos y más reglamentos. Para culminar el festival de normas, no creo que exista un solo Ayuntamiento de cierta importancia que no tenga aprobada con todos los honores de ordenanza su Ordenanza contra los ruidos. ¿Para qué? Pues para tener esta catarata legislativa oculta en el oscuro hipogeo de una gaveta oficinesca. ¿Por qué?

Pues porque todo ese arsenal de nada sirve si, como presupuesto, no se acredita buena crianza. Lo vemos en las fiestas de los pueblos: durante varios días las calles son tomadas por las gentes que participan del festejo. ¿Y los demás? ¿y el enfermo? Muy sencillo: a buscar un hotel cercano o un pariente que les acoja. Esto es intolerable porque la Administración está para componer los distintos intereses en conflicto sin que la balanza se venza nunca en beneficio de unos y en exclusivo perjuicio de otros. Esta es la función que el derecho público atribuye a las autoridades, una función que los simpáticos y campechanos alcaldes que toleran esos atropellos sencillamente incumplen al permitir que una parte de la población ejerza sus derechos sin freno ni control en contra de otra silente y sufriente.

¿Se solucionará alguna vez este problema? Albergo al respecto el más negro pesimismo.

administracionpublica.com

viernes, 10 de julio de 2009

El ruido mata poco a poco

No lo decimos nosotros, que somos conscientes de lo que nos está pasando y sintiendo como nuestra salud física y psíquica se deteriora día a día. Son palabras literales de Isabel López Barrio, mienbro del Instituto de Acústica CSIC, una de las personas que más saben sobre la materia en España. Sabemos que vamos a vivir menos y peor por culpa del ruido que nos vemos obligados a soportar y no podemos comprender como las personas que nos gobiernan y que tienen la obligación de protegernos permanecen insensibles a nuestra desgracia. Nos duele que sigan pensando que es posible "compatibilizar", así se siguen expresando, los intereses "económicos" con los derechos "fundamentales" de nuestra Constitución española.
Pensamos que las cosas iban a cambiar definitivamente cuando en 1994 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) condena al Estado español por la violación del artículo 8 de la Convención Europea de Derechos Humanos al vulnerar el derecho a la vida privada de una ciudadana de Lorca a causa de los daños ocasionados por el funcionamiento de una depuradora. El TEDH establece en dicha sentencia que los perjuicios graves al medio ambiente pueden afectar el bienestar de una persona y privarla del disfrute del domicilio, dañando su vida privada y familiar, sin que ello suponga un grave peligro para la salud de la recurrente. Y es que la "violación del domicilio" ya no se reduce a la patada en la puerta, es también cuestión de ruidos, humos y olores.
Partiendo de la evidencia de que uno de los problemas ecológicos más importantes de Europa es el ruido ambiental y siguiendo las recomendaciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud) en el año 2002 se aprobó la Directiva 2002/49/CE que obliga a los estados miembros a transponer su contenido, elaborar mapas de ruido para detectar los problemas y crear estrategias para la gestión y la eliminación de la contaminación acústica, ademas de informar a los ciudadanos de los niveles de ruido a los que están sometidos. Esta normativa no tiene en cuenta el "ruido del ocio nocturno", pues sólo sucede en España, que por desgracia sigue siendo "diferente", y recomendaron darle solución con las leyes existentes en España.
En nuestra comunidad, los mapas de ruido se han presentado fuera de plazo, parece ser que para hacer algunas "modificaciones", muy sospechosas y rodeados de gran secretismo, salieron a exposición pública durante el periodo navideño, después de haber sido anunciados sólamente en el BOCAIB, sin darle difusión en un periódico de gran difusión como es obligatorio y sin informar a las partes interesadas en el tema, Federación de Asociaciones de Vecinos y nuestra Asociación que repetidamente y por todos los medios de que dispone lo había solicitado, pues teníamos la esperanza de que estos mapas serían una herramienta muy útil para detectar y poner solución al problema del ruido. Pues bien, nos han dejado en el limbo, en un mapa de ruidos no consta que existe una ZEP, Zona de Especial Protección acústica y a pesar del numeroso número de establecimientos de ocio que existen, tampoco han colocado sonómetros para ver si las medidas que se están aplicando son suficientes o si se impone tomar nuevas medidas restrictivas, porque "¡aquí no hay quien viva"! Después de veinte años de lucha todavía seguimos padeciendo "maltrato acústico" y cuestionándonos si podremos seguir en nuestros domicilios. Las autoridades no son conscientes de la gravedad de este problema e incluso van a utilizar los mapas de ruido como estrategia para modificar las ordenanzas y ser más tolerantes aún, van a modificar los horarios de manera que la noche empezará más tarde, las mediciones sonométricas se harán con las ventanas cerradas, obligándonos a vivir en guetos en lugar de corregir las fuentes emisoras del ruido, etc.

Consienten y promueven que en un estado de derecho unas personas sufran para que otras ganen dinero, y echan de sus casas a los ciudadanos para "dinamizar la ciudad". Esto no es dar vida la ciudad. Siguen confundiendo ruido con desarrollo cuando es todo lo contrario, atonta, embrutece y es tortura pura y dura para los residentes de los barrios afectados. Actualmente son infinitas las sentencias que condenan a los que hacen ruido y a los que lo consienten a pagar indemnizaciones millonarias e incluso con penas de cárcel y es que son maltratadores y nos estan matando poco a poco.

diariodemallorca.es

sábado, 4 de julio de 2009

La nueva ordenanza contra el ruido de Valencia dificulta las denuncias vecinales

La norma prevé que el afectado aporte pruebas periciales y sanciones por denuncia falsa


La nueva ordenanza de protección contra la contaminación acústica de Valencia, ahora en fase de exposición al público, prevé exigir el pago de las inspecciones para controlar el ruido en el caso de que no exista incumplimiento y por "denuncias temerarias" de los vecinos. El texto introduce, además, la posibilidad de exigir a los ciudadanos pruebas periciales del ruido que les molesta, lo que dificulta la presentación de denuncias por parte de los vecinos. La ordenanza también complicará la declaración de zonas acústicamente saturadas (ZAS) al contemplar "actuaciones previas".

El equipo de gobierno del PP ha tardado casi dos años en presentar una nueva ordenanza contra el ruido, que acaba de entrar en la fase de alegaciones para ser aprobada en los próximos meses. Los populares defienden que será un instrumento eficaz para combatir los excesos y proteger el derecho al descanso de los vecinos, que con la ordenanza actual han acabado con demasiada frecuencia en los tribunales para denunciar la pasividad del Consistorio ante la contaminación acústica en las zonas de ocio. Así, dos sentencias han obligado al Ayuntamiento que dirige Rita Barberá a declarar nuevas ZAS en los entornos residenciales y de ocio de la discoteca Woody y de la calle de Juan Llorens. Sin embargo, la nueva ordenanza introduce algunos artículos que dificultan la presentación de denuncias y cargan sobre los afectados la obligación de demostrar las molestias y las infracciones, según apuntan fuentes jurídicas.

Así, el texto recoge que "cuando manifiestamente no exista" incumplimiento de la norma, "porque se trate de denuncias temerarias, se podrán girar las liquidaciones correspondientes al coste de la inspección realizada, y se entenderá injustificada la reiteración de denuncias durante el plazo de tres años". Pero el artículo no especifica las circunstancias en que se considerará infundada esa reclamación, que privará al vecino de reiterar la protesta. La ordenanza también prevé que, en caso de que en el expediente de licencia obre un ensayo de aislamiento acústico, se pueda "exigir que las reclamaciones aporten una peritación firmada por técnico competente con visado colegial" que especifique "qué elementos constructivos de un edificio o instalaciones no se ajustan" a la legalidad, "no siendo suficiente una apreciación sensitiva del ciudadano o usuario". Esta disposición propicia que se invierta la carga de la prueba y sea el vecino el que deba demostrar las molestias, en vez del titular de la actividad, alertan fuentes jurídicas. La norma también sitúa en un mismo plano la obligación de colaborar en las inspecciones del responsable de un establecimiento y del denunciante, cuando no es equiparable el control de un local que ha obtenido una licencia y el acceso a un domicilio particular, que debe someterse a un procedimiento controlado por la Administración para evitar posibles presiones a los vecinos para que acepten peritajes de terceros en sus viviendas.

Los vecinos también tendrán más complicado lograr una nueva ZAS. Así, la ordenanza mantiene esa figura cuando se superan los umbrales de ruido permitidos por la norma en 20 decibelios dos veces por semana durante tres semanas (antes eran dos), pero introduce un artículo que prevé "actuaciones previas" en los barrios afectados, lo que puede dilatar el proceso para llegar a la ZAS. Estas medidas previas se aplicarían en zonas que superan en 15 decibelios los máximos permitidos por la ordenanza.

El Ayuntamiento, mientras, prepara ya una primera modificación de su ordenanza, la que blindará, como en el caso de las fiestas, el ruido de la fórmula 1, de modo que se puedan superar los umbrales durante las carreras.

Lluvia de multas por el ruido de las tracas, gritos, músicos o ladridos en Valencia

La Policía ha puesto 432 multas en el primer año de vida de la ordenanza del ruido.
De ellas, 144 son por armar jaleo en casa.


Los vecinos de Valencia cuentan con un aliado para combatir los ruidos, y cada vez recurren más a él. En concreto, se trata de la ordenanza del ruido, que la semana que viene cumple un año de vida.

Tanto es así que durante este periodo la Policía Local ha puesto un total de 432 sanciones por infringir esta norma, de las que 92 se formularon de julio a diciembre de 2008 y otras 340 entre enero y junio de este año, según fuentes policiales.

Las más numerosas son las denuncias de unos vecinos a otros por gritar y armar jaleo en sus casas. Por este motivo, se han puesto 144 multas. Le siguen las 101 por los ruidos de electrodomésticos como aparatos de aire acondicionado o los relacionados con trabajos domésticos fuera del horario permitido.

Además, se han formulado 70 denuncias por usar aparatos sonoros en la vía pública, la mayoría a músicos callejeros, y otras 49 a aquellos que han querido celebrar sus bodas con el disparo de tracas sin haber pedido autorización al Ayuntamiento o que han tirado petardos fuera de los lugares y horarios permitidos.

La Policía Local también ha interpuesto 33 sanciones por ir con la música del coche a tope, 14 a dueños que dejan a sus perros en balcones o terrazas cuyos ladridos molestan al vecindario y 13 por gritar en la calle. Otras 6 personas han sido sancionadas por no apagar las alarmas disparadas de sus coches y dos más por hacer labores de carga y descarga de noche.

En este sentido, la concejala de Contaminación Acústica, Lourdes Bernal, ha valorado el primer año de vida de la ordenanza: "Es una herramienta legal al servicio de los ciudadanos. Hemos notado que la gente está cada vez más concienciada".

20minutos.es

lunes, 22 de junio de 2009

Ruido: la contaminación atronadora

El exceso de ruido en los núcleos urbanos se ha convertido en un problema tan cotidiano que hemos perdido la conciencia de su existencia, a pesar de sus efectos negativos sobre la salud y la convivencia. En este momento, empiezan a surgir asociaciones vecinales que reclaman su control, y la creación de una normativa de obligado cumplimiento. La confección de mapas de ruido ayuda a las instituciones públicas a tomar medidas contra la contaminación acústica, aunque es responsabilidad de toda la sociedad sensibilizarse y actuar.



En una calle cualquiera de una ciudad imaginaria hay vecinos y vecinas que, cada vez que quieren deshacerse de sus basuras domésticas, lanzan las bolsas por la ventana y así no tienen que bajarlas a los contenedores. Al principio sólo lo hacían unos pocos pero la situación es ya tan habitual que nadie se extraña de que la calle se haya convertido en un vertedero. Tan sólo se preocupan de avisar al grito de ¡basura va! que alerta a los transeúntes sobre lo que se les viene encima si no se apartan, del mismo modo que hacían en la Edad Media.

¿Podría darse un caso similar en una ciudad real de nuestros días? Parece una situación difícil de creer. Y lo es por dos motivos: la propia sensibilidad “hablando de medio ambiente suele utilizarse siempre la palabra concienciación” de la ciudadanía no permitiría hoy en día que caminar por la calle fuera una constante maniobra para esquivar botellas de plástico, mondas de naranja o restos de pollo. La gente pondría el grito en el cielo y diría que tan lamentable comportamiento debe llegar a su fin. El otro motivo es que hay una serie de normas meridianamente claras que prohiben tirar la bolsa de basura por la ventana. Y por efecto de estos dos motivos, la autoridad competente sabe de sobra lo que tiene que hacer y lo hace porque así lo demanda la ciudadanía.

La historia imaginaria de los lanzabasuras viene a cuento porque ilustra a la perfección el problema ambiental del ruido. La contaminación acústica campa a sus anchas porque ni existe una conciencia ciudadana capaz de exigir soluciones, ni existe una norma básica de obligado cumplimiento. Y, por ambos motivos, ninguna administración le pone el cascabel al gato. Así que, cada pocos minutos y sin previo aviso, los lanzabasuras actuales de cualquier pueblo o ciudad real pasan hoy con sus estruendosas motos, o hacen temblar los cimientos del edificio con la música del pub de la esquina, o se parapetan detrás de un televisor a todo volumen, en la casa de al lado y con un tabique de papel por medio. No obstante, frente al ruido no vale echar la culpa a la administración de turno o al vecino. Todos y todas somos juez y parte porque si nos paramos a analizar las fuentes que generan ruido veremos que la actividad global que nos rodea causa este tipo de contaminación. Y lo hace en el ámbito urbano, laboral, social, educativo e, incluso, en el hogar. ¿Quiere esto decir que para acabar con el ruido habría que pararse? Posiblemente. Pero también se puede intentar hacer las mismas cosas con menos decibelios.
Los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) dicen que España es el país más ruidoso de Europa y el segundo del mundo, detrás de Japón. En las dos últimas décadas el ruido ambiental se ha multiplicado por dos; el tráfico rodado “que según los expertos representa un 80% del ruido ambiental”, los trenes y aviones, los momentos de ocio de la gente joven, incluso las máquinas domésticas que hemos inventando para hacernos la vida un poco más fácil, son una permanente fuente de contaminación acústica. Hasta el punto de que los urbanitas hemos perdido la conciencia del ruido que nos rodea. Sólo caemos en la cuenta cuando salimos al campo y percibimos extrañados los sonidos del silencio. En el estado español, además, ha sido preciso acabar con la idea de que los extraordinarios niveles de ruido son sinónimo de una alegría de vivir innata, o del tan traído y llevado carácter latino.

Afortunadamente las cosas están cambiando. Por ejemplo, en San Sebastián de los Reyes y Alcobendas, dos pueblos de Madrid afectados de lleno por la huella sonora de la tercera pista del aeropuerto de Barajas, los ciudadanos y ciudadanas se han manifestado decenas de veces para exigir que los aviones no pasen sobre sus cabezas. Es una manifestación ambiental, podría decirse que ecologista, aunque los manifestantes no sean “istas” sino simples vecinos y vecinas. El tema de los aviones clama al cielo porque provocan la contaminación acústica más severa que se puede dar pero, sin llegar tan alto, los mapas de ruido realizados en una veintena de ciudades españolas indican que todas ellas soportan en muchas zonas niveles de ruido en torno a los 62–73 decibelios (dB) durante el día; niveles que coinciden o sobrepasan los máximos tolerables establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 65 dB. La incidencia del tráfico en este problema resulta tan evidente que las principales actuaciones que se están acometiendo pasan por reducir el ruido de coches y camiones; más rotondas en las vías públicas, que eviten frenadas y arrancadas, y asfaltos porosos que amortigüen el ruido producido por el contacto neumático–calzada, son algunos ejemplos.

Hoy en día, los mapas de ruido sirven para identificar y valorar la contaminación acústica y constituyen una herramienta básica que la Administración utiliza para diseñar sus actuaciones al respecto. En la Comunidad Autónoma Vasca no sólo las grandes ciudades realizan mapas de ruido, sino que cada vez son más los municipios que utilizan este instrumento para planificar su gestión.

Recientemente hemos conocido el nuevo mapa acústico de Bilbao, un concienzudo estudio con más de 40.000 datos que permitirá tomar medidas para paliar algunos problemas concretos actuales y, sobre todo, planificar mejor para evitar la contaminación por ruido en el futuro. Además de cargar en el tráfico rodado la mayor parte de las culpas, el mapa confirma que la población más expuesta a niveles superiores a los 65 decibelios es la que vive en la zona centro, en el distrito de Abando, precisamente por la fuerte concentración de vehículos. En este sentido, los más afortunados son los residentes en el área de Otxarkoaga y Txurdinaga. Por periodos de tiempo, a pesar de algunos focos intensos de ruido durante las noches de los fines de semana, es durante el día de las jornadas laborables cuando más ruido invade la ciudad y más vecinos y vecinas se ven afectadas; concretamente, el 30% de la población soporta niveles mayores de 65 dB, el 25% está entre 55 y 65 dB y sólo el 45% de los bilbaínos está expuesto a niveles menores de 55 dB. Con los datos del mapa acústico en la mano, la población que debe vivir en entornos con niveles de ruido por encima de los 65 dB en Bilbao es similar a la media europea.

El ruido no sólo provoca simples molestias. Perjudica la salud de las personas. Dependiendo de la intensidad de este tipo de contaminación y de la edad de la población que tiene que sufrirla, puede causar afecciones al propio oído, pero también enfermedades cardiovasculares –sobre todo hipertensión– trastornos digestivos y problemas psíquicos.

A falta de una ley básica sobre ruidos, las ordenanzas municipales y algunas normas autonómicas reparten las referencias al tema en multitud de textos legales que lo mismo tratan sobre actividades molestas en núcleos urbanos, condiciones laborales o normas de edificación. Al margen de la dispersión, el incumplimiento es manifiesto. Por ejemplo, la Norma Básica de Edificación, promulgada en 1981 y modificada en 1988 para asegurar la tranquilidad en casa, plantea unas exigencias mínimas, comparadas con las del resto de países europeos, en cuanto a aislamiento acústico se refiere. Pero además, esas exigencias mínimas se incumplen en el 55% de los edificios construidos a partir de 1988, según un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Acabar con los ruidosos lanzabasuras va a necesitar mucha sensibilización ciudadana pero mientras llega, ¿por qué no exigir una ley del ruido cuanto antes?



En nuestra vida cotidiana podemos llevar a cabo acciones preventivas:

* Utilizar transporte público o bicicletas.
* Verificar el correcto mantenimiento de nuestros vehículos, principalmente en cuanto al tubo de escape y la carrocería.
* Disminuir la velocidad en las inmediaciones de núcleos urbanos.
* Evitar acelerones en rampas y áreas encajonadas por edificios.
* Respetar las horas de sueño en la utilización de aparatos.
* Controlar el funcionamiento de electrodomésticos para evitar ruidos innecesarios.
* Elegir, en la compra de electrodomésticos u otros equipamientos del hogar, aquellos que generen menos ruido.
* Controlar el volumen del televisor o el equipo de música.
* Aislar zonas en las que se produzcan ruidos, colocar alfombras para evitar el ruido de pisadas.
* En nuestras actividades de ocio, pensar en la presencia de personas a nuestro alrededor a las que podamos molestar.

Luis Merino Periodista ambiental

IHITZA

lunes, 15 de junio de 2009

La Policía Local de Zaragoza pone al mes unas 50 denuncias a bares y vecinos por el ruido

La Policía Local de Zaragoza esta poniendo unas 50 denuncias al mes por exceso de ruido, que se reparten en partes iguales entre domicilios particulares y en bares nocturnos. Y ahora con la llegada del verano la situación se complicará aún mas por los aires acondicionados y la mayor presencia de gente por las calles de la ciudad.

La mayoría de las quejas que llegan los fines de semana se deben a los ruidos de los bares y discotecas y en lo que llevamos de año ya han cerrado unos 30 establecimientos por este motivo, según explicaron fuentes policiales a 20 minutos.
En estos momentos no se puede pasar de 27 decibelios a partir de las diez de la noche

Las sanciones que se pueden imponer a los bares suelen consistir en cierres temporales del establecimiento y es posible que lleguen a ser incluso definitivos si reincide en varias ocasiones. También pueden recibir sanciones económicas de entre 600 y 3.000 euros (según la gravedad de la falta).

La misma multa se les impone a los particulares que molesten a sus vecinos con un ruido excesivo. En este caso, las denuncias suelen producirse entre semana. «Hemos llegado a desalojar de un piso a más de 100 personas por celebrar una fiesta», explican fuente de la Policía. Uno de los motivos que más problemas generan entre los vecinos es el ruido de los aparatos de aire acondicionado y ahora que llegan las altas temperaturas el problema se agravará.

La Policía acude a los pisos y a los bares en caso de una llamada de queja por vecinos molestos y las mediciones del ruido las realizan dentro del domicilio del afectado (en la calle o en el establecimiento no vale). En estos momentos no se puede pasar de 27 decibelios a partir de las diez de la noche.

Por otro lado, cada vez son menos los bares que sobrepasan el horario de cierre, «debido a la fuerte aplicación de la nueva ley de espectáculos (aprobada en 2005)», explican las mismas fuentes.

20minutos.es

Recogida de firmas para conseguir en el ayuntamiento de La Coruña un mediador vecinal

Entrevista en Localia, a los responsables de la campaña de recogida de firmas para conseguir en el ayuntamiento de La Coruña un mediador en conflictos vecinales.

sábado, 13 de junio de 2009

Sólo un pub ha presentado la auditoría acústica solicitada por el Ayuntamiento a 58 locales

Urbanismo va a comenzar a enviar decretos exigiendo a los locales, 35 del Casco Antiguo, y los otros del resto de la ciudad, que presenten el informe

Sólo un pub ha presentado la preceptiva auditoría acústica a la que obliga la Ley del Ruido, en vigor desde 2004. El Ayuntamiento de Alicante comenzó en noviembre pasado a solicitar este informe que determina las condiciones acústicas de los locales y si cumplen con las exigencias de la ley valenciana sobre contaminación acústica. Estos estudios se le exige a los dueños de actividades que generan ruidos o vibraciones y lo tiene que hacer un organismo autorizado, en la provincia hay menos de diez empresas homologadas.
La Gerencia de Urbanismo a través de su unidad de Aperturas se lo ha pedido a 58 locales. La mayoría de ellos cuando han sido inspeccionados por denuncias vecinales en la mayoría de los casos sobre exceso de ruido, en otros casos de oficio, y también lo han solicitado en los cambios de titularidad.
Pero no ha tenido éxito los primeros apercibimientos y ahora la Gerencia de Urbanismo está preparando los decretos por los que los establecimientos tienen un plazo de un mes para entregar las auditorías acústicas en el Ayuntamiento. De los establecimientos, 35 de ellos están en el Casco Antiguo donde se desarrolla una campaña específica municipal de control del ruido. Fuentes de la Gerencia reconocen que algunos locales del Casco Antiguo están haciendo reformas previas a pasar la auditoría acústica como la eliminación del aparato de aire acondicionado de la fachada que se coloca en la terraza o incluso con la instalación de la doble puerta.
La auditoría tiene que presentarse al Ayuntamiento y en el caso de no cumplir los requisitos contra la contaminación acústica la propia alcaldesa, Sonia Castedo, ya ha advertido que supondrá una reconversión de la actividad del local.
Además de los del Casco Antiguo, los agentes tienen otros 18 del resto de la ciudad y cinco más de la zona del Puerto.

Primeras multas por ruido
Los vecinos salieron a la calle, con una cama incluida, tapones en los oídos, y hasta un wáter, para mostrar que los fines de semana es imposible hacer una vida normal y sobre todo dormir en el Casco Antiguo. Fue en noviembre. La alcaldesa recogió el guante y tras la manifestación anunció una campaña de control de la contaminación acústica para tratar de mejorar aquella situación. Y aunque hoy los residentes mantienen que el botellón les lleva de cabeza y que no se han paliado las molestias de ruidos y la suciedad, desde entonces se ha trabajado en el control del exceso de decibelios del interior de los locales. La unidad de Aperturas de la Policía Local que pertenece a la Gerencia de Urbanismo ha abierto expediente desde entonces a 35 locales del centro histórico por exceder los niveles sonoros permitidos en la licencia de apertura. Y ahora acaba de comunicar las primeras seis multas.
Las sanciones se imponen a partir de un exceso de 3 decibelios sobre la licencia de aperturas que especifica el máximo a los que puede funcionar el aparato musical. Pero en los casos sancionados
La más alta es la que se ha impuesto a local de la calle Valdés al que le exigen una multa de 4.000 euros. Además de que el equipo de música sonaba con exceso de ruido, el local carecía de la doble puerta, y ello pese a que se le había apercibido de que era necesaria. La mayoría de las inspecciones que ha hecho la Policía Local se producen por las denuncias que hacen los propios vecinos, y en algunos casos se han efectuado de oficio, aunque son las menos. En el local de la calle Valdés, el Ayuntamiento autoriza un nivel de 90 decibelios, pero los agentes detectaron 102.1 decibelios, y la multa se adecua a unos hechos calificados como graves, ya que también obtuvo la licencia de apertura después de estar durante un tiempo en funcionamiento.
En la calle Virgen de Belén se ha impuesto una multa de 2.500 euros a un local por funcionar a 102 decibelios cuando no debía de superar los 90, pero en este caso es una propuesta de resolución y ahora, el dueño del local puede presentar alegaciones. En la calle Cienfuegos los agentes de la Unidad de Aperturas han notificado tres decretos de resolución del expediente sancionador, ante los que ya no caben alegaciones. Uno de ellos había alterado la limitación en 14 decibelios; otro superaba en 13 decibelios los 90 que tenía permitidos y se le ha impuesto una multa también de 2.500 euros; mientras que otro de Cienfuegos se enfrenta a una sanción de 2.001 euros por funcionar a 90 decibelios cuando el nivel máximo permitido era 10 menos.
Con música sin permiso
En la calle Pintor Murillo otra de las multas definitivas que se han impuesto asciende a 2.250 euros, en este caso el local tenía música cuando no posee permiso para tener instalación musical.
Los agentes han inspeccionado otros 18 locales del resto de la ciudad por denuncias debidas al exceso de ruido y también por las inspecciones habituales motivadas por los cambios de licencia. Diez son bares con música, cinco son pubs, y uno de ellos además restaurante, dos son sala de fiesta, otro es un restaurante con música. Mientras que un bar sin música inspeccionado había cerrado.
Están repartidos por toda la ciudad y también la Playa de San Juan, aunque son más numerosos los que están en la denominada Ruta de la Madera, el Centro Tradicional o la Gran Vía.
Faltas graves
Cuando se superan 15 decibelios se considera una falta grave y el expediente se remite a la Conselleria de Gobernación. La multa puede alcanzar los 6.000 euros.
Uno de los locales de la Playa de San Juan ha superado los 19 decibelios sobre su licencia, alcanzó los 94.5 decibelios cuando el nivel marcado por su licencia es de 75. Otros 18 de más alcanzó el pasado 19 de abril un pub de la calle San Fernando que de los 75 decibelios permitidos llegó a 93. Y en la calle Pino Santo un bar con música también llegó a 17 decibelios al ofrecer un nivel de sonido de 92.1 decibelios y su licencia le permite llegar a 75.

laverdad.es

Plan de choque de la Diputación para reducir los ruidos en las carreteras

La Diputación de Alicante ha elaborado un Plan de Acción para reducir los problemas de contaminación acústica que se producen en las carreteras de la provincia que soportan un mayor volumen de tráfico rodado, según explicó ayer el diputado de Infraestructuras, Carlos Mazón.
El pleno ordinario de la institución provincial aprobó ayer este "Plan de Acción en materia de contaminación acústica" con el que se pretende cumplir la Directiva Europea 2002/49 sobre "Evaluación y gestión del ruido ambiental". La Diputación alicantina se convierte así, según el diputado, en la primera que elabora y aprueba este plan.
Las carreteras en las que se debe aplicar el mismo son aquellas con un volumen de tráfico superior a los seis millones de vehículos al año, categoría en la que se encuentran tres tramos de carretera de la red de la Diputación; CV-822 de Alicante a Villafranqueza, CV-828 de Alicante a San Vicente del Raspeig y CV-767 de Finestrat a La Cala. Según explicó Mazón, "para la elaboración del plan de acción se han realizado, en primer lugar, unos 'mapas estratégicos de ruido' en estos tramos, en los que se analiza la intensidad de ruido emitido desde las carreteras y la población afectada".
Una vez conocida la situación, se ha procedido a la elaboración de los planes de acción que incluyen, entre otras medidas correctoras, "la instalación de pantallas acústicas, la colocación de vegetación en los márgenes de la carretera que amortigüen el impacto acústico, siempre dentro de una política de integración en el entorno, y una especial medida que se nos requiere desde la Unión Europea, y que ya contemplamos en el plan, que es la especial vigilancia en los 25 metros de zona de protección que tienen nuestras carreteras provinciales, para evitar el desarrollo de actividades urbanísticas que puedan afectar a los vecinos que acaben ocupando viviendas cerca de esos márgenes de protección", señaló el diputado.
Según Mazón, en otros puntos de la red provincial de carreteras, y aunque en estos casos no se superen los niveles de tráfico exigidos, la Diputación ya está acometiendo actuaciones similares.

lasprovincias.es

viernes, 12 de junio de 2009

Catarroja expedienta a un vecino por la contaminación acústica que produce su perro

Las molestias que ocasiona su perro puede costarle a un vecino de Catarroja una multa de hasta 300 euros. El ayuntamiento de la localidad, a propuesta de la concejal de Sanidad, ha abierto un expediente sancionador al propietario del animal a raiz de una denuncia presentada por un ciudadano residente en el edificio colindante que protestaba por los ladridos del can.

I. Olmos, Catarroja

Los hechos arrancaron en enero de 2006, cuando la Policía Local avisó al propietario de la denuncia presentada por un vecino y le instó a adoptar medidas que evitaran que los ladridos del animal continuaran molestando al vecindario. Según recoge el expediente, en septiembre de 2007 el mismo denunciante volvía a presentar de nuevo una instancia denunciando que el perro seguía ladrando y molestando.
Ante la segunda denuncia, el propietario del animal alega que éste "nunca ladra en periodos nocturnos" y, además, adjunta una decena de firmas de vecinos de su misma finca que apoyan que el can "no es ningún problema debido a que se le ha puesto remedio en su día con un collar antiladridos y tiene todos los papeles en regla".
Desde las 8 hasta las 20 horas
Pero, el denunciante no está de acuerdo e incluso especifica la franja horaria en que se producen los ladridos: desde las 07:45 horas hasta el mediodía y desde las 16 hasta las 20 horas.
Ante todo ello, el ayuntamiento afirma que la ordenanza municipal sobre tenencia y protección de animales de compañía de Catarroja establece que éstos no deben causar ningún tipo de molestias al vecindario y, añaden que la normativa autonómica recoge multas de entre 30 a 300 euros en caso de infracción leve -como es el caso- si no se toman medidas para evitarlo y la confiscación del animal.


levante-emv.com