viernes, 10 de julio de 2009

El ruido mata poco a poco

No lo decimos nosotros, que somos conscientes de lo que nos está pasando y sintiendo como nuestra salud física y psíquica se deteriora día a día. Son palabras literales de Isabel López Barrio, mienbro del Instituto de Acústica CSIC, una de las personas que más saben sobre la materia en España. Sabemos que vamos a vivir menos y peor por culpa del ruido que nos vemos obligados a soportar y no podemos comprender como las personas que nos gobiernan y que tienen la obligación de protegernos permanecen insensibles a nuestra desgracia. Nos duele que sigan pensando que es posible "compatibilizar", así se siguen expresando, los intereses "económicos" con los derechos "fundamentales" de nuestra Constitución española.
Pensamos que las cosas iban a cambiar definitivamente cuando en 1994 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) condena al Estado español por la violación del artículo 8 de la Convención Europea de Derechos Humanos al vulnerar el derecho a la vida privada de una ciudadana de Lorca a causa de los daños ocasionados por el funcionamiento de una depuradora. El TEDH establece en dicha sentencia que los perjuicios graves al medio ambiente pueden afectar el bienestar de una persona y privarla del disfrute del domicilio, dañando su vida privada y familiar, sin que ello suponga un grave peligro para la salud de la recurrente. Y es que la "violación del domicilio" ya no se reduce a la patada en la puerta, es también cuestión de ruidos, humos y olores.
Partiendo de la evidencia de que uno de los problemas ecológicos más importantes de Europa es el ruido ambiental y siguiendo las recomendaciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud) en el año 2002 se aprobó la Directiva 2002/49/CE que obliga a los estados miembros a transponer su contenido, elaborar mapas de ruido para detectar los problemas y crear estrategias para la gestión y la eliminación de la contaminación acústica, ademas de informar a los ciudadanos de los niveles de ruido a los que están sometidos. Esta normativa no tiene en cuenta el "ruido del ocio nocturno", pues sólo sucede en España, que por desgracia sigue siendo "diferente", y recomendaron darle solución con las leyes existentes en España.
En nuestra comunidad, los mapas de ruido se han presentado fuera de plazo, parece ser que para hacer algunas "modificaciones", muy sospechosas y rodeados de gran secretismo, salieron a exposición pública durante el periodo navideño, después de haber sido anunciados sólamente en el BOCAIB, sin darle difusión en un periódico de gran difusión como es obligatorio y sin informar a las partes interesadas en el tema, Federación de Asociaciones de Vecinos y nuestra Asociación que repetidamente y por todos los medios de que dispone lo había solicitado, pues teníamos la esperanza de que estos mapas serían una herramienta muy útil para detectar y poner solución al problema del ruido. Pues bien, nos han dejado en el limbo, en un mapa de ruidos no consta que existe una ZEP, Zona de Especial Protección acústica y a pesar del numeroso número de establecimientos de ocio que existen, tampoco han colocado sonómetros para ver si las medidas que se están aplicando son suficientes o si se impone tomar nuevas medidas restrictivas, porque "¡aquí no hay quien viva"! Después de veinte años de lucha todavía seguimos padeciendo "maltrato acústico" y cuestionándonos si podremos seguir en nuestros domicilios. Las autoridades no son conscientes de la gravedad de este problema e incluso van a utilizar los mapas de ruido como estrategia para modificar las ordenanzas y ser más tolerantes aún, van a modificar los horarios de manera que la noche empezará más tarde, las mediciones sonométricas se harán con las ventanas cerradas, obligándonos a vivir en guetos en lugar de corregir las fuentes emisoras del ruido, etc.

Consienten y promueven que en un estado de derecho unas personas sufran para que otras ganen dinero, y echan de sus casas a los ciudadanos para "dinamizar la ciudad". Esto no es dar vida la ciudad. Siguen confundiendo ruido con desarrollo cuando es todo lo contrario, atonta, embrutece y es tortura pura y dura para los residentes de los barrios afectados. Actualmente son infinitas las sentencias que condenan a los que hacen ruido y a los que lo consienten a pagar indemnizaciones millonarias e incluso con penas de cárcel y es que son maltratadores y nos estan matando poco a poco.

diariodemallorca.es

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