lunes, 23 de mayo de 2011

"EL RUIDO PROVOCA SERIOS DAÑOS EN LA SALUD ". Notas sobre el Seminario médico sobre el Abordaje Multidisciplinar de la Contaminación Acústica

El día 14 de abril de 2011 la Dra. Isabel Lorenzo publicó en la web de la Plataforma Estatal Contra el Ruido – PEACRAM - una reseña, a modo de conclusiones, referente al “ I Seminario sobre el Abordaje Multidisciplinar de la Contaminación Acústica

Este es el enlace (1) para ver el programa, que, como se puede apreciar, fue amplio, riguroso y tratado por ilustres y muy expertos ponentes de esferas médicas, del derecho y de la ingeniería y la Universidad.


Daños a la salud por ruido

  • Introducción y conceptos básicos: definición de ruido, tipos, escalas de medición, mapas de ruido.
  • Efectos agudos y crónicos del ruido sobre la capacidad auditiva.
  • Efectos psicopatológicos y efectos a corto y largo sobre el sueño. Efectos agudos y crónicos de la falta de sueño.
  • Efectos sobre el comportamiento, el rendimiento intelectual y el aprendizaje.
  • Efectos cardiovasculares.
  • Ruido, estrés crónico y cáncer.

Tratamiento médico y jurídico de los daños por ruido

  • Prevención y tratamiento de la hipoacusia de origen ambiental
  • Normativa y Legislación estatal y autonómica en el ámbito laboral y doméstico.
  • Condiciones técnicas para la correcta medición del ruido. Informes periciales.
  • Abordaje de la contaminación acústica desde el punto de vista sociológico y vías de defensa no judiciales.
  • Vías judiciales para luchar contra la contaminación acústica y Jurisprudencia

Probablemente, el factor individual que más daños en la salud de las personas ha acarreado en la historia de la Humanidad ha sido siempre LA IGNORANCIA. Y, probablemente el segundo lo haya sido el interés económico de unos pocos, habitualmente los fabricantes y distribuidores del producto nocivo, a los que, en demasiadas ocasiones, hay que sumar los estamentos del poder político o social.

La historia del tabaquismo es muy ilustrativa y en muchos puntos coincidente con la historia de la contaminación acústica, llegando ambas de la mano de la Revolución Industrial. La diferencia fundamental es que la lucha contra el hábito tabáquico lleva cuatro décadas de ventaja y que su responsabilidad del número de víctimas mortales, que supera a las causadas por las dos guerras mundiales juntas, es ya absolutamente incuestionable.

Pese a todo ello, la legislación reciente para protección de las víctimas inocentes del tabaco (los fumadores pasivos) ha llegado cargada de polémica: no se debe, pues, esperar mejor suerte para con los problemas derivados de la contaminación acústica. O quizás sí, aprovechando las enseñanzas que la lucha contra el tabaco nos ha aportado, y que las nuevas tecnologías permiten que las voces de los consumidores finales se escuchen de otra forma. Si quieren.

La mayor parte de los daños que sobre la salud provoca la contaminación acústica son desconocidos por la población y absolutamente menospreciados por nuestros gobernantes y nuestras autoridades sanitarias.

Cuando organizamos este Seminario lo hicimos con la intención de concienciar a los profesionales médicos, principalmente a los médicos de Familia y a los pediatras de los Centros de Salud, de la importancia de reconocer la patología causada por la exposición aguda y crónica al ruido, de modo que no hay que limitarse a tratar los síntomas de sus consecuencias, sino que el enfoque correcto pasa por identificar, reconocer y contribuir en la medida de las posibilidades a la eliminación de la causa.

Si la contaminación acústica nocturna impide dormir y descansar adecuadamente a un ciudadano en su domicilio, éste terminará desarrollando insomnio crónico, ansiedad, astenia (fatiga, cansancio crónico), depresión, somnolencia diurna, mermas importantes en su capacidades cognitivas y de concentración... Sin embargo, si acude a su médico, es muy probable que éste se sienta inclinado a prescribirle somníferos, ansiolíticos y antidepresivos, que contribuirán a incrementar el torpor mental del afectado y no mejorará en absoluto el problema.

Ciertamente el médico no podrá recetar la erradicación del problema de contaminación acústica, pero sí podrá analizar detenidamente el caso y realizar un informe certificando que los problemas de insomnio/ansiedad/depresión/ fatiga crónica etc. Comenzaron en fecha concreta, empeoraron en fecha concreta y llevaron a un ciudadano previamente sano a un estado lamentable. Es posible que el ciudadano deba recurrir a las a las vías administrativas y legales pertinentes para lograr que la causa de su mal cese, pero volcar sobre el individuo la responsabilidad sobre su propia salud cuando que la noxa le viene impuesta desde el exterior y medicalizar un proceso que no es médico sino ambiental, y habitualmente evitable, constituye un pésimo comienzo que nunca, o casi nunca, logrará tratar la raíz del problema: la clave del tratamiento eficaz de las consecuencias para la salud de la contaminación acústica no son los medicamentos.

La repercusión sobre la salud de la exposición ambiental al ruido es amplísima, bien sea directamente o bien a través de los mecanismos desencadenados por el estrés crónico. La Organización Mundial de la Salud acaba de publicar dos documentos altamente recomendables que pueden descargarse gratuitamente de su página web:

  • La contribución del ruido medioambiental al deterioro de la salud: cuantificación de los años de salud perdidos en Europa” (2), de 2011, disponible en:
  • El ruido nocturno, guías para Europa” (3) de 2009, disponible en

Que informan ampliamente de todos estos aspectos, ampliando y actualizando las conocidas “Guidelines for community noise” (4) del año 1999.

En el caso de los niños, la situación es dramática, no en vano han sido definidos como población especialmente sensible por la Organización Mundial de la Salud, definición que reitera, amplía y justifica con nuevos datos en estos nuevos informes. La hiperestimulación continua que les supone la exposición crónica a ruido y la privación o la interferencia en las imprescindibles horas de sueño nocturno, podrían jugar un papel fundamental en múltiples trastornos que con frecuencia creciente les afectan, tales como la merma en sus capacidades de concentración, de aprendizaje y de iniciativa, y el empeoramiento o desencadenamiento de procesos psiquiátricos serios como el síndrome de hiperactividad con déficit de atención, los trastornos desafiantes, y en general, el desarrollo de conductas violentas, desinhibidas, transgresoras, pendencieras y en general a la faltas de autorregulación y autocrítica, cuando además existe asociado (muy frecuente) una deficiencia crónica de horas de sueño reparador.

Nos fue difícil conseguir que los profesionales médicos consideren la contaminación acústica como un problema de salud de primer nivel; en parte ello se debe a que estamos absolutamente desbordados por problemas acuciantes tales como la patología derivada del envejecimiento poblacional, las enfermedades cardiovasculares, y el cáncer, verdaderas epidemias por su mortalidad del siglo XXI.

En cuanto a la atención espontánea de los medios de comunicación, nos ha resultado sorprendente: la prensa radiofónica se ha volcado con el Seminario, de modo que no ha faltado emisora local e incluso nacional (la Cadena SER, por ejemplo) que no hayan radiado entrevistas a diferentes ponentes o resúmenes del Seminario. También la TV local, tanto la TVG autonómica como Localia, han realizados sendos apartados sobre el tema, por lo que el objetivo de difusión sí se consiguió.

En los días siguientes se han realizado entrevistas a diversos ponentes, algunas de ellas aun no se han publicado y otras se han ampliado y se han publicado de forma diferida, lo que demuestra que existe una preocupación creciente de la opinión pública por estos temas.

Alguna entrevista de la prensa escrita , como la que en esta web ( de PEACRAM) se ha recogido, al margen de alguna pequeña inexactitud y el necesario resumen de toda la información que se proporcionó (la entrevista duró casi una hora de intercambio de información) refleja las líneas esenciales de lo que fue el Seminario.

A modo de ejemplo, puedo pormenorizar explicaciones sobre las siguientes:

  • "Se detectan (en los jóvenes) hipoacusias más precoces por aparatos de música, y en el caso de los niños más pequeños, por juguetes con un volumen alto" es de "por encima de los 70-75 decibelios"
  • El ruido es un factor estresógeno de primer nivel, y el propio Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos tiene abierta una línea de investigación de sus efectos sobre la incidencia y la supervivencia al cáncer; parece que los efectos podrían ser más notorios en cánceres hormonosensibles, tales como el cáncer de mama o el cáncer de próstata, pero este efecto todavía no es cuantificable.
  • El ruido dentro de un pub sobrepasa los 90 e incluso los 100 decibelios, cuando que en el interior de una casa el volumen de la vida doméstica diurna normal oscila entre los 50 y los 60 decibelios
  • Los límites marcados por la legislación (autonómica, que no se ha adaptado aún a la nacional) son 55 decibelios en el exterior y 30 en el interior durante la noche (en la legislación nacional, el límite en lo dormitorios es de 25 decibelio durante la noche)

En cuanto al comentario que se resumió diciendo que los efectos de la privación de sueño tienen los mismo efectos sobre el cerebro que la intoxicación alcohólica aguda, merece la pena desarrollarlo con un poco más de detalle.

Estos datos proceden de una revisión publicada en el año 2009 en la prestigiosa revista médica "CHEST", que analizaba diferentes estudios realizado sobre los efectos de la interferencia y la privación de horas de sueño en médicos internos residentes (5), se obtiene conclusiones tan sorprendentes como alarmantes.

  • Así, a partir de las 10 horas de vigilia el cerebro empieza a dar signos de fatiga, cometiendo errores, al principio muy leves e imperceptibles, de modo similar a los que cometería si el sujeto hubiese ingerido una pequeña cantidad de alcohol. Cada hora de vigilia adicional causa un daño cerebral equivalente a un incremento progresivo de la tasa de alcoholemia del 0,04% y a las 24 horas, el cerebro se comporta como el de una persona sana en estado de intoxicación alcohólica aguda
  • Si al salir de una noche de guardia, los residentes conducen su coche hasta casa, su tasa de accidentes de tráfico se dobla o se triplica, pero si además se quedan a trabajar otra jornada y después conducen, entonces su riesgo de accidentes de tráfico se multiplican por 5
  • La deprivación parcial del sueño, a menos de 6 horas por noche, resulta en despistes más o menos graves, ánimo depresivo y decremento en la capacidad de aprendizaje; en menos de dos semanas, la pérdida en la capacidad de vigilancia es similar a la observada en 24 horas continuas de vigilia. Un hecho particularmente inquietante fue que, mientras en los test objetivos se apreciaba la merma de las capacidades, en los test subjetivos, los jóvenes médicos mostraban aclimatación, de modo que ellos mismos eran incapaces de percibir su lamentable estado a pesar de las pruebas objetivas que mostraban su deterioro.

No quiero cansar, ni es el objeto de este comentario hacer una revisión extensa del tema desde el punto de vista médico, ya que se están elaborando conclusiones específicas del mismo que podrán consultarse en la web del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de la provincia de Pontevedra.

El artículo de la revista "CHEST" tiene 9 páginas repletas de datos de este tipo, y existen cientos de trabajos científicos adicionales que demuestran las graves consecuencias que la privación del sueño acarrea de forma tanto aguda como crónica. El sueño es una necesidad básica, como comer, beber o respirar, y si a un sujeto se le priva de él, sufrirá un daño cerebral grave y progresivo y después morirá.

Si en España la cuarta parte de la población está expuesta a niveles de ruido por encima de lo recomendado por la OMS (en la ciudad de Vigo es el 50% de los habitantes), hay que apreciar otra dimensión del problema: el ruido que impide conciliar el sueño o descansar adecuadamente no es una simple molestia, sino que puede matar. Es imposible cuantificar en cuantos accidentes de tráfico, en cuantos accidentes laborales, cuantas conductas violentas, cuantos despistes, cuantos errores médicos, peatonales, domésticos... se hubieran evitado si los niveles de ruido no estuviesen dañando a la cuarta parte de la población; tampoco puede estimarse cuantos casos de ansiedad, depresión e insomnio podrían dejar de tratarse con psicofármacos si, sencillamente, se obligase a respetar la ley y nadie estuviese expuesto contra su voluntad a los efectos de la contaminación acústica.

El anteriormente mencionado documento de la organización Mundial de la Salud del año 2011, sí entra a estimar potencialmente los años de vida perdidos debido a muertes prematuras y los años de vida 'saludable' perdidos por discapacidad o enfermedades derivadas de la contaminación acústica medioambiental, y arroja nada menos que las cifras siguientes: por el ruido ambiental se pierden 61.000 años debido a enfermedades isquémicas del corazón, 45.000 años por daño cognitivo en los niños, 903.000 años por problemas de sueño y 22.000 años por tinitus en los países de Europa.

Más allá de esta cifra, en la parte más vulnerable de la población, los niños, tampoco es posible cuantificar cuantos casos de conductas agresivas y violentas, comportamientos inadecuados y desafiantes, hiperactividades, bajo rendimiento escolar, aislamientos, problemas de relación social y de inadaptación y un largo etcétera, podrían evitarse si pudiesen vivir en ambientes más tranquilos y no saturados acústicamente.

Existen dos características particularmente turbadoras en el caso de la contaminación acústica proveniente de las actividades de ocio: la primera es tener constancia de que la legislación que existe es muy protectora y el problema radica en que los organismos de la Administración pública encargados de velar por su cumplimiento no lo hacen; la segunda es que se trata de causas evitables y erradicables en el 100% de los casos. Por ello, cuando el ruido nocivo proviene de actividades de ocio, se añade otro factor altamente estresógeno: la injusticia percibida.

Desde el punto de vista médico, la lucha contra la contaminación acústica debe desarrollarse en tres frentes:

  • uno, el de mejorar y depurar los conocimientos del daño en la salud que provoca el ruido;
  • dos, en transmitir la información a los ciudadanos para que puedan protegerse mejor;
  • tres, influir sobre las autoridades sanitarias para que obliguen a adoptar las medidas oportunas que garanticen la salud pública

Este es el largo camino que se ha seguido para intentar erradicar otras ponzoñas deletéreas de la sociedad moderna tales como muchos pesticidas, productos químicos y ¡ el tabaco !


Castellon sin ruidos

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